La insultaron y llamaron de todas las formas posibles, poniendo crueles apodos por su terrible problema de sobrepeso. Pero su verdadero nombre es Jessica Benítez y tuvo una adolescencia complicada, llena de inseguridades y miles de complejos ya que su figura no era como como la de otras chicas de su edad, pues a sus 19 años, pesaba casi 145 kilos, y su salud corría un grave peligro.
Durante años sufrió el rechazo de los chicos, las burlas y terribles apodos que la ridiculizaron miles de veces frente a toda la escuela y a pesar de que Jessica siempre tenía una sonrisa y de que su familia y amigos la veian como una chica alegre, su autoestima, confianza en sí misma y su salud, se iban deteriorando cada día, por lo que preferia refugiarse en la comida chatarra asi como horas y horas sentada en el sillon…
Pero un día, Jessica se miró al espejo, derramó cientos de lágrimas y tras una mirada de horror ante su reflejo tomó una decisión que cambiaría su vida por completo: Dejó a un lado la comida chatarra, se levantó del sofá y cambió sus tardes frente al televisor y la pantalla del celular por noches de entrenamiento en el gimnasio. Esa fue la primer victoria de Jessica, quien estaba decidida a convertirse en la mejor versión de sí misma.
Al incio, le costaba demasiado trabajo permanecer más de 5 minutos seguidos en la caminadora, pero poco a poco fue capaz de soportar el dolor, los calambres y terminar una rutina sin perder el aliento. El cambio fue lento y muy complicado, pero aun así decidió retratar cada pequeño triunfo en su cuenta de Instagram, y pronto, su valentía y ejemplo fue ganando cada vez más seguidores, quienes la impulsaron a continuar. Y justo cuando sentía que la fuerza la abandonaba, una nueva esperanza nacia en su interior reanimandola a entrenar más duro.
Un año y medio después, Jessica Benítez pesa 80 kilos menos y es infinitamente feliz, pues logró recuperar lo más preciado que tenía: Su amor propio y el cual había permanecido oculto detrás de comidas llenas de carbohidratos, azúcares y grasa, e inundado en aquellos excesos que ahora forman parte de su doloroso pasado. Hoy queda muy poco de esa chica que se sentía humillada y derrotada por los comentarios hirientes de sus compañeros. El único dolor que siente ahora es el de sus músculos trabajando y llevándola a una vida más saludable. Jessica logró algo más que una figura esbelta y sexy: ahora su belleza interior se refleja por completo en el exterior.
"VOZ" por Tavo Betancourt
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A los 19 era la más gorda de la escuela, pero 2 años después... ─ Badabun
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